The Rev. Elizabeth A. Eaton, presiding bishop of the ELCA
“Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: ‘Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo’”
(Mateo 28:18-20).
Queridos hermanes, hermanas y hermanos en Cristo,
Sabemos que el evangelio cambia vidas y que el poder y gracia de Dios son reales y están en acción hoy. Juntos estamos llamados a llevar la palabra creativa y redentora de Dios a todo el mundo. ¿Qué pasaría si más personas supieran de Dios? ¿Qué pasaría con el niño que nunca ha oído hablar de Jesús? ¿Con los adultos jóvenes que están tratando de darle sentido al mundo? ¿Con los adultos mayores que a menudo se sienten solos y aislados?
Nuestro propósito, “activar a cada uno de nosotros para que más personas conozcan el camino de Jesús y descubran la comunidad, la justicia y el amor”, es una expresión de nuestro llamado y nuestro anhelo de que otros conozcan el amor de Dios en Cristo Jesús. Vivimos nuestro propósito a través de la adoración y el servicio, en nuestras congregaciones y comunidades, a través de nuestras vocaciones individuales y nuestro trabajo colectivo como iglesia.
Muchos de ustedes se han preguntado por qué nos fijamos la meta de llegar a un millón de personas nuevas, jóvenes y diversas. Creemos que cada uno de nosotros está hecho a la imagen de Dios, redimido por Jesús en la cruz y lleno del Espíritu Santo. Nuestro enfoque en las personas jóvenes y diversas no es exclusivo, sino que es un reconocimiento de que las personas más jóvenes y diversas están desproporcionadamente ausentes de nuestras bancas y reuniones. Nos estamos desafiando unos a otros a superar las diferencias de todo tipo para conectar con nuestros vecinos.
Establecer una meta para comprometernos con un millón es una forma de saber si el trabajo que estamos haciendo está realmente llegando a nuevas personas. Nos anima a trabajar juntos para ser una iglesia que se preocupa por el mundo que nos rodea y que es eficaz y fiel al responder al llamado de Dios.
Únanse a nosotros en este viaje con vista al futuro para ampliar nuestra forma de dar la bienvenida y romper las barreras que impiden que nuevas personas interactúen con la iglesia. Juntos, podemos ayudar a las personas a experimentar la diferencia que la gracia de Dios y el amor en Cristo hacen para todas las personas y la creación.
En Cristo,
La Rev. Elizabeth A. Eaton
Obispa Presidenta de la Iglesia Evangélica Luterana en América